La princesa que tiene un gato

Había una vez una chica que se llamaba María. Ella era una princesa y todos los del reino la conocían. Tenía un gato de mascota y un día se le perdió. Entonces le echó la culpa a su sirviente y le dijo: -Devolveme mi gato, sé que lo tenés vos. –Yo no lo tengo, lo digo de verdad. Entonces el sirviente extraterrestre se fue y antes de que se vaya, la princesa le dijo: -Esperá, te voy a revisar. Y lo revisó y no tenía nada.
Después le fue a preguntar al otro sirviente, el chancho.
Lo revisó, le preguntó si lo tenía y le dijo que no. La princesa dijo: ¿Dónde estará mi gato? ¿Se habrá ido? Entonces le fue a preguntar a la que le limpiaba el castillo.
Le preguntó a la que le limpiaba el castillo, que se llamaba Mónica, y la princesa la revisó, le preguntó si tenía su gato y le dijo que no, que no lo había visto. La princesa pensó: “Bueno ¿y dónde? Le voy a preguntar a mi amigo Hércules si me puede ayudar a buscar a mi gato”.
La princesa le fue a preguntar a su amigo Hércules: -Hércules, amigo mío ¿me podrías ayudar a buscar a mi gato? Y Hércules contestó:
-¿Cuándo se te perdió?
-No lo veo desde ayer a la tarde.
-¿Y dónde estaba ayer a la tarde?
-En el patio. Yo me fui adentro y cuando salí no estaba.
El amigo de Hércules quiso ayudar pero no lo dejaron y se enojó. Hércules le dijo: -No te enojes, porque otro día vas a poder ayudar en otra cosa. El amigo de Hércules seguía enojado y no dejaba de ponerse rojo.
Hércules le dijo a la princesa: -No te preocupes, es muy normal que se enoje.
El amigo de Hércules había descubierto que el enemigo de Hércules había robado el gato de la princesa María.
El enemigo de Hércules, que se llamaba Focoloco, le dijo a su ayudante, el monstruo violeta: -¿Trajiste el gato de la princesa María? El monstruo violeta le dijo: -Sí, mi amo, te lo traje, ¿qué quieres hacer con él, mi amo? –Quiero dárselo de comer a mis preciosas bestias. El otro ayudante, el verde verdecito, le dijo: -Pero ¿Cómo les vas a dar de comer ese pobre gato, no te hizo nada? –Se lo quiero dar de comer porque me gusta la maldad.
El verde verdecito dijo: -Está bien, pero si la princesa le dice a Hércules que lo venga a buscar, no me pidas ayuda para ayudarte a que no se lleve el gato.
El amigo de Hércules le preguntó a Hércules dónde estaba el gato de la princesa, entonces Hércules fue volando en su caballo y llegó a la guarida de Focoloco y le dijo: -Dame el gato y Focoloco le contestó –No, no te lo doy, porque se lo voy a dar a mis preciosas bestias. Hércules le contestó: -¿Por qué se lo quieres dar de comer si la princesa no te hizo nada? –Ya le contesté a mi ayudante, porque me gusta la maldad.

Martina Minich

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